Ideas, reflexiones, recetas y herramientas desde mi experiencia en pastelería, asesoría e investigación gastronómica. Este espacio funciona como una bitácora donde comparto lo que aprendo, observo y creo, con la intención de inspirar, acompañar y aportar valor a otros procesos creativos.
Desde hace un tiempo, comencé a ilustrar mis ideas antes de desarrollarlas. Ilustrar se ha convertido en una forma de ordenar, visualizar y proyectar de una forma más precisa. Además, es una herramienta útil para compartir con mis clientes una primera aproximación visual del concepto, antes de pasar al desarrollo del producto.
Cada nuevo proyecto nace desde ese boceto. Este primer paso me permite conceptualizar el producto final y asegurarme de que esté alineado con la identidad y los valores de la marca para la que trabajo.
Recientemente, decidí explorar dos productos que han captado la atención en redes sociales: una cookie y un alfajor inspirado en el famoso chocolate de Dubái. Ambas creaciones fueron desarrolladas como parte de una investigación y no están destinadas a la venta.
El crear estos dulces me hizo pensar en el impacto de las tendencias virales en la gastronomía y cómo influyen en nuestras decisiones como consumidores.
El chocolate de Dubái, se volvió viral, acumulando más de 120 millones de visualizaciones. Esta popularidad inesperada provocó una demanda global sin precedentes de pistachos, llevando a una escasez del fruto seco y un aumento en su precio. Este fenómeno ha tenido impacto en diversos sectores de la industria alimentaria, desde productores tradicionales de baklava hasta grandes marcas de chocolate.
Este fenómeno me lleva a reflexionar sobre cómo las tendencias virales pueden influir en nuestras decisiones como profesionales del sector gastronómico. Aunque personalmente no me atraen demasiado estas modas pasajeras, reconozco el valor de investigar y comprender su impacto en el mercado y en los hábitos de consumo.
Por ello, desarrollé estas versiones como un ejercicio de investigación personal:
𝐀𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫: masa sablé de cacao, relleno de pistacho al estilo Dubái, y cobertura de chocolate negro.
𝐂𝐨𝐨𝐤𝐢𝐞: masa tierna de chocolate intenso, relleno de pistacho al estilo Dubái, con inserciones de ganache de chocolate con leche y tahini, y cobertura de chocolate con pistacho picado.
(Confieso que, a mi criterio, 𝐥𝐚 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐢𝐬𝐜𝐮𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐟𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐂𝐨𝐨𝐤𝐢𝐞...)
𝐑𝐞𝐟𝐥𝐞𝐱𝐢𝐨́𝐧 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥:
Es interesante observar cómo un producto puede cruzar fronteras, hacerse viral y transformar hábitos de consumo en tan poco tiempo. A veces, basta con un video para despertar una necesidad colectiva, una nueva costumbre, o incluso alterar la disponibilidad de un ingrediente en todo el mercado.
Sin juicios, simplemente como fenómeno, me parece valioso detenerse un momento y mirar qué hay detrás de estas modas: qué las hace tan atractivas, cómo nos conectan y qué lugar ocupan en nuestras elecciones cotidianas.
Del kiosco al mundo: nuestro alfajor sigue escribiendo su historia, ahora alcanza la cima en este reconocimiento.
Esta semana, el reconocido sitio internacional 𝐓𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐀𝐭𝐥𝐚𝐬 publicó su ranking anual de las 100 mejores galletas del mundo, y el 𝐚𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐨 ocupó el primer lugar del podio.
El resultado se basó en más de 𝟏𝟓.𝟎𝟎𝟎 𝐯𝐚𝐥𝐨𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, de las cuales 𝟏𝟎.𝟎𝟎𝟎 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐯𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐚𝐬 bajo criterios estrictos que eliminan duplicaciones, bots yvotos sesgados. Se priorizaron las opiniones de 𝐮𝐬𝐮𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐯𝐞𝐫𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐲 𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐭𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐬𝐭𝐫𝐨𝐧𝐨́𝐦𝐢𝐜𝐨𝐬, lo que convierte este logro en un verdadero reconocimiento con peso internacional.
El alfajor fue destacado por su estructura única:
“𝐃𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐥𝐥𝐞𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞𝐬 𝐲 𝐝𝐞𝐬𝐦𝐞𝐧𝐮𝐳𝐚𝐛𝐥𝐞𝐬, 𝐫𝐞𝐥𝐥𝐞𝐧𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐜𝐡𝐞 𝐨 𝐦𝐞𝐫𝐦𝐞𝐥𝐚𝐝𝐚, 𝐜𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭𝐞 𝐨 𝐞𝐬𝐩𝐨𝐥𝐯𝐨𝐫𝐞𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐚𝐳𝐮́𝐜𝐚𝐫 𝐠𝐥𝐚𝐬”.
Pero más allá de los rankings, los números también hablan: según 𝐅𝐨𝐫𝐛𝐞𝐬 Argentina, en el país 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐮𝐦𝐞𝐧 𝐦𝐚́𝐬 𝐝𝐞 𝟏𝟎 𝐦𝐢𝐥𝐥𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐝𝐢́𝐚, lo que equivale a 𝟏𝟏𝟓 𝐚𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨.
Tradición, sí. Pero también vigencia, volumen e identidad cultural.
Desde hace tiempo tengo la certeza de que el 𝐚𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫 𝐚𝐫𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐦𝐞𝐫𝐞𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐠𝐨𝐮𝐫𝐦𝐞𝐭. No es solo una golosina: es un producto con historia, identidad y un potencial enorme para representar lo mejor de nuestra pastelería.
En 𝐁𝐫𝐢𝐚𝐧𝐝𝐢 𝐀𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫𝐞𝐬 & 𝐂𝐨𝐨𝐤𝐢𝐞𝐬 trabajo cada día con esa visión: crear versiones refinadas, sensibles, con carácter propio.
No se trata solo de un reconocimiento: es una invitación a mirar al alfajor con nuevos ojos.
Porque no es una moda pasajera, sino una creación que evoluciona sin perder su esencia.
Claro que, en Argentina, hay una resistencia a llamarlo “galleta”… pero, al final, lo que importa es que 𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐟𝐚𝐣𝐨𝐫 𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐜𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐠𝐚𝐬𝐭𝐫𝐨𝐧𝐨́𝐦𝐢𝐜𝐚, 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮 𝐬𝐚𝐛𝐨𝐫 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐚 𝐧𝐢𝐯𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐢𝐚𝐥.
Parte de mi trabajo en I+D, es estar al tanto de las últimas tendencias.
Este año, la pastelería se está transformando para conectar con las emociones y deseos de los consumidores. Las tendencias de 2025 combinan lo nostálgico con lo innovador y apuestan por lo sostenible, ofreciendo nuevas oportunidades para ser creativos y generar experiencias para quienes disfrutan de nuestros productos.
Los principales protagonistas serán 𝐩𝐚𝐬𝐭𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 y siguen en tendencia los 𝐬𝐡𝐞𝐞𝐭 𝐜𝐚𝐤𝐞𝐬. Según 𝐅𝐫𝐞𝐬𝐡 𝐓𝐢𝐦𝐞 𝐌𝐚𝐫𝐤𝐞𝐭, estos formatos reflejan el minimalismo en decoración y permiten que los sabores sean el centro de atención.
En cuanto a los sabores del momento, el ácido será el sabor estrella del año. Según 𝐀𝐃𝐌 𝐓𝐫𝐞𝐧𝐝𝐬, más de 2.5 millones de búsquedas relacionadas con "𝐝𝐞𝐥𝐢𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐚́𝐜𝐢𝐝𝐚𝐬" muestran un interés creciente. Inmediatamente se viene a mi mente un clásico atemporal, el 𝐋𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐏𝐢𝐞, delicioso!
Por otro lado, el 𝐦𝐚𝐧𝐠𝐨 𝐲 𝐥𝐚 𝐩𝐢𝐧̃𝐚, dominarán como sabores frescos y tropicales, conocidos por sus propiedades saludables, por su alto contenido de vitamina C, estos sabores no solo deleitan, sino que también ayudan a reforzar el sistema inmunológico y revitalizan. Y es que, aunque estamos hablando de dulces, no significa que no podamos incorporar ingredientes que cuiden nuestra salud.
La 𝐧𝐨𝐬𝐭𝐚𝐥𝐠𝐢𝐚 impulsa muchas de las elecciones de los consumidores en tiempos de incertidumbre. Revistas como 𝐑𝐞𝐯𝐢𝐬𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐯𝐞𝐧𝐭 explican que los sabores clásicos nos transportan a épocas felices, funcionando como un refugio emocional. Postres inspirados en recetas tradicionales ahora se reinventan, ofreciendo una combinación perfecta entre lo familiar y lo novedoso. De hecho cabe destacar que clásicos, como el 𝐂𝐡𝐞𝐞𝐬𝐞𝐜𝐚𝐤𝐞, siguen conquistando corazones por su versatilidad y la conexión emocional que generan.
En cuanto a colores y decoración, el color del año según 𝐏𝐚𝐧𝐭𝐨𝐧𝐞, 𝐌𝐨𝐤𝐚 𝐌𝐨𝐮𝐬𝐬𝐞. Este tono terroso y versátil refleja la conexión con lo natural y encaja perfectamente con las tendencias de minimalismo y monocromía en decoración. Además, los 𝐜𝐨𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐞𝐭𝐚́𝐥𝐢𝐜𝐨𝐬 aportan un toque de lujo discreto.
En el 𝐝𝐢𝐬𝐞𝐧̃𝐨 el uso de ingredientes naturales y la apuesta por una decoración reducida, no solo son estéticamente atractivos, sino también sostenibles. Esta tendencia responde al deseo de los consumidores de alinearse con valores medioambientales mientras disfrutan de productos de calidad.
𝐄𝐬𝐭𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟓 nos desafía a reinventarnos, el objetivo es crear productos que no solo sean deliciosos, sino que también cuenten una historia y conecten emocionalmente con el consumidor.
La pastelería es un arte que evoluciona constantemente, y este año promete ser el escenario perfecto para dar rienda suelta a la creatividad
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